Acta Médica del Centro

CULTURA Y MEDICINA

Panchito Rodríguez: paradigma del patriotismo y el humanismo médico

Lic. Aleida Margarita Cardellá Fuentes1, Lic. Gilma Torres Pérez1

1Filial Universitaria de Ciencias Médicas “Lidia Doce Sánchez”, Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba

 

RESUMEN

Introducción: en el contexto actual en el que los enemigos de la Revolución Cubana apuestan a destruirla influyendo sobre los jóvenes para que olviden sus raíces y su memoria histórica se hace necesario su constante enfrentamiento. Es imprescindible estudiar la historia patria y, sobre todo, las personalidades locales que legaron su vida y su obra al servicio del pueblo. Objetivo: analizar la labor patriótica y humanista de Panchito Rodríguez, el médico de los pobres, para profundizar en la preparación política-ideológica e histórica de los futuros profesionales de la salud. Conclusiones: la labor desarrollada por Panchito Rodríguez lo convierte en un paradigma de humanismo, patriotismo y bondad. Fue enérgico en sus principios sociales y científicos, grande en la ciencia y en la virtud y señaló el camino a seguir con verdaderas lecciones de humanismo.

Palabras clave: Panchito Rodríguez Hernández; paradigma; patriotismo; humanismo médico

ABSTRACT

Introduction: in the current context in which the enemies of the Cuban Revolution bet on destroying it, influencing young people to forget their roots and their historical memory, it is necessary to confront them constantly. It is essential to study the history of the country and, above all, the local personalities who put their life and work at the service of the people. Objective: to analyze the patriotic and humanistic work of Panchito Rodríguez, the doctor of the poor, to deepen the political-ideological and historical preparation of future health professionals. Conclusions: the work carried out by Panchito Rodríguez represents a paradigm of humanism, patriotism and kindness. He was energetic in his social and scientific principles, great in science and in virtue, and pointed the way forward with real lessons in humanism.

Key words: Panchito Rodríguez Hernández; paradigm; patriotism; medical humanism

INTRODUCCIÓN

El mundo actual se ve marcado por la vertiginosa y acelerada revolución de la ciencia y la tecnología, en especial en la esfera de las infocomunicaciones, que son empleadas por los Estados Unidos para revertir los procesos políticos y sociales que no resultan de su agrado y para subvertir el orden interno de los países. En el caso de Cuba, en particular, despliega una hilvanada campaña de desmontaje cultural con la historia como primer objetivo.
El fin último es introducir en los jóvenes cubanos gérmenes de duda y desconfianza en la pureza del proceso revolucionario. Al respecto, Raúl Castro expresó: “En nuestro, caso como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista, a partir de la manipulación premeditada de la historia, en menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacional y para favorecer el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral.”(1)
Se trata de una guerra cultural con la que se pretenden cambiar la manera de pensar, los ideales y las expectativas de la sociedad cubana. Sobre todo intentan que los jóvenes asuman la cultura del tener como forma de vida que se rige por las leyes del consumismo para convertirlos en esclavos de las cosas; el ser pasa a segundo plano frente al tener. Por diversas vías intentan disminuir la autoestima nacional, incentivan el desamor por la Patria y por el lugar en el que se nació y el desconocimiento de las raíces y de la historia. Estimulan la visión de que todo lo extranjero es superior para fomentar la adopción y el culto a símbolos ajenos y a la emigración.
En este escenario complejo y agresivo es necesario tener presente y actuar en consecuencia con la magistral definición del Comandante en Jefe Fidel Castro del concepto Revolución: “…es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; …es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas…”.(2)
La historia de Cuba es, sin dudas, el más seguro sostén ideológico que se yergue como arma para afianzar la identidad nacional y sus más genuinos valores, es y será la espada y el escudo de la nación ante el imperio, pues como expresara el Comandante en Jefe: “Para nosotros, la historia, más que minuciosa y pormenorizada crónica de la vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de los valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución”.(3)
El conocimiento de la historia local constituye un arma al servicio del mejoramiento humano por lo que aporta a la memoria histórica, a los valores y a la cultura. Horacio Díaz Pendás dijo que: “Somos identidad, entre otras cosas, porque somos memoria.”(4) En este sentido el historiador Ramiro Guerra escribió: “No puede existir historia nacional si no existe historia local”(5) porque, como advirtiera el Héroe Nacional José Martí: “Esa es la raíz y la sal de la libertad, el municipio”.(6) Es de vital importancia conocer la historia local para poder comprender los procesos nacionales; de ahí se debe partir para poder hacer frente a las amenazas externas a las raíces. Con sagaz acierto Fidel Castro aseveró: “Estudiar historia es una forma de adquirir valores, es una forma de inspirarse en aquellos hombres que fueron realmente ejemplares”.(7)
Es imprescindible incentivar y motivar el conocimiento de la actuación de quienes protagonizaron la historia de la patria chica con sus ideas, anhelos, sufrimientos, luchas, defectos, virtudes, contradicciones, reveses, triunfos y sueños. Para eso se necesita acudir a las fuentes históricas para potenciar valores como fortaleza para defender las conquistas revolucionarias y preservar la identidad de la nación cubana: “Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es”, José Martí.(8)
Son muchos los hombres que han dejado su huella en la historia patria. Son muchos los que merecen el calificativo de grandes porque con sus acciones contribuyeron al desarrollo de la sociedad, a la elevación del humanismo y al mejoramiento humano. La Ciudad de Sagua la Grande es cuna de hombres colosales que se han destacado en las diferentes esferas de la sociedad y que han desarrollado obras que han trascendido su tiempo; un ejemplo es el galeno Eduardo Francisco Rodríguez Hernández.
La bibliografía y las fuentes consultadas para la realización de esta revisión bibliográfica son insuficientes. A pesar de la importancia de esta figura histórica sagüera solo se encuentran publicados escasos artículos que no abarcan a profundidad la labor humanista del médico de los pobres y se quedan en someros apuntes biográficos, que además resultan escuetos. Se hace necesario entonces dar a conocer la obra de este médico, ejemplo para las nuevas generaciones.
El presente trabajo tiene como objetivo analizar la labor humanista de Eduardo Francisco Rodríguez Hernández, conocido por el pueblo sagüero como Panchito Rodríguez: el médico de los pobres. Constituye una alternativa de profundización de la vertiente de preparación histórica, política e ideológica de los jóvenes universitarios de la Ciencias Médicas para potenciar el orgullo y el compromiso de los futuros profesionales de la salud en formación.

DESARROLLO

El 11 de mayo de 1852, en la casa número 25 (hoy 51) de la calle Colón, en la Villa de la Purísima Concepción de Sagua la Grande, nació Eduardo Francisco Rodríguez Hernández (Panchito), como fruto del amor de José Ignacio Rodríguez y Catalina Hernández. Su infancia transcurrió en un ambiente educativo y cultural que le permitió un buen desenvolvimiento en sus inquietudes cognoscitivas. De su padre recibió las primeras nociones de aritmética y lectura, conocimientos que le sirvieron para realizar sus estudios primarios en el Colegio de Don José Robles. En 1861 ingresó en el Colegio de Segunda Enseñanza “Humanidades de Jesús”, en la Ciudad de Santa Clara, en el que obtuvo el título de Bachiller en Artes.
En 1865, con apenas 13 años de edad, ingresó en la Universidad de La Habana para estudiar la carrera de Medicina, hecho poco común y que demuestra la inteligencia y el deseo de conocimientos de Panchito. Cuentan que al salir con su Diploma de Graduado de Bachiller un compañero (no se recoge su nombre) sufre una caída que lo lleva a lastimarse una de sus piernas. Se quejaba el niño amargamente y esos lamentos conmovieron a Panchito, que en ese momento se propuso estudiar medicina para aliviar los dolores humanos.(9) Comenzaba a manifestar el inmenso amor por la humanidad que lo caracterizó siempre y que demostró no solo en su faena de galeno sino en la defensa de su Patria.
En 1868, cuando estalla la guerra independentista, interrumpe sus estudios (cursaba ya su tercer año de medicina) para enrolarse en la expedición del “Lillian”, que tenía la misión de buscar compatriotas, armas y municiones en los Estados Unidos para apoyar la causa revolucionaria.(10) Esta misión fracasó porque el buque en que viajaba fue embargado por el gobierno norteamericano y Panchito se quedó en aquel país. Su estancia, no obstante, no dejó de ser fructífera pues con inmediatez estudió el idioma inglés para poder continuar su carrera en la Universidad de New York, en la que le fueron reconocidos los estudios realizados con anterioridad en Cuba. En 1871, con solo 19 años de edad, recibió su título de Doctor en Medicina.
En los Estados Unidos obtuvo plazas en centros de salud como el Charity Hospital y el Bellueve Hospital. En ellos conoció valiosas figuras de la Medicina y los avances científicos de la época y estudió Cirugía y Bacteriología. En su afán de conocer el mundo y la medicina viajó a París y a Barcelona (en esta ciudad revalidó sus títulos médicos y quedó autorizado para ejercerlos en España y sus colonias).
A pesar de sus logros profesionales en el extranjero y en evidente demostración de su inmenso amor por la ciudad que lo vio nacer regresó a Sagua la Grande en 1874 y se desempeñó como Médico Municipal y Médico del Cuartel de Bomberos; poco a poco se dio a conocer por sus conocimientos y su altruismo. Con gran sentido del deber y ante la necesidad de médicos en Calabazar de Sagua en 1877 se trasladó a esa localidad, en la que dio rienda suelta a su labor humanitaria hasta 1881.
Se destacó también como un estudioso de Historia, Filosofía, Religión y Teología, lo que contribuyó a enriquecer su trayectoria médica. Fue un gran orador, conferencista, escritor y colaborador activo de la Revista “Eco Científico de Las Villas”, primer periódico científico fundado fuera de La Habana y del que se han podido recopilar sus escritos médicos.
Durante el período conocido en la historia como Reposo Turbulento o Tregua Fecunda este sagüero ilustre continuó su ferviente labor patriótica. Su amistad y su hermandad con el General mambí Emilio Núñez y su vinculación con los preparativos de la Guerra Chiquita (fue sospechoso ante las autoridades españolas y amenazado de muerte) lo demuestran.
Al anochecer de un día del año 1881 llegaron dos hombres a solicitar los servicios médicos de Panchito para un enfermo que estaba en el campo. Como el galeno nunca se negaba a salir fuera de la población, fue con ellos a caballo. Se internaron en el monte, Panchito avanzaba a la retaguardia de sus guías, cuando de repente estos individuos hacen un alto. Uno de ellos regresó al lado del médico y le dijo: “Doctor, tenemos órdenes de matarlo por sus actividades contra el gobierno español, pero como sabemos lo bueno que es usted con los pobres, lo dejaremos abandonado, regresaremos y diremos que cumplimos la misión”. Panchito se quedó solo en el monte, sin orientación, y fue a dar al ingenio de Don Juan Jova, desde allí avisa a su esposa y parten para Guatemala.(10)
En Guatemala fue nombrado Médico Departamental de Izabal, allí ejerció hasta 1884, año en que regresa a la Villa del Undoso, después de haberse restablecido la normalidad política, para ejercer como médico, especialmente de los pobres. No quiso vivir fuera de su Patria amada, a pesar de tener proposiciones y ser un galeno distinguido.
Al reiniciarse la Guerra del 1895 su amistad con el General mambí sagüero José Luís Robau le facilitó colaborar directamente con la revolución: enviaba medicinas al campo insurrecto y atendía los recados del caudillo cubano. Esto lo comprometió y una vez más tuvo que abandonar la Patria, esta vez rumbo a México. En Veracruz revalidó sus títulos y estableció un Consultorio en la Ciudad de Orizaba, pero su estancia fue breve debido a la enfermedad de su esposa. Panchito regresó a su terruño querido gracias a que, por mediación de amigos, lo nombraron Cónsul de Argentina en Sagua la Grande.
Al concluir la Guerra fue nombrado Presidente del Comité Patriótico y ocupó, por segunda vez, el cargo de Médico Municipal de Sagua la Grande. En 1902 se le otorgó el título de Médico de Visitas del Hospital “Pocurull”, pero renunció para ocupar el de presidente de la Junta Municipal de Sanidad. Desde esta posición escribió un folleto sobre sanidad en el que propuso medidas higiénicas y aportó valiosas: “Evitar los enemigos aliados, moscas y mosquitos, petrolizando, y los no aliados, como son los hombres sucios empleados en conducir alimentos y los sucios métodos por ellos empleados (…) Pero para esta bella manera de vivir se requiere: ilustrar al ignorante y darle bienestar relativo a los miserables. (…) La casa del pobre ignorante es generalmente cuna de enfermedades y en ella la cuna se asemeja muy mucho al ataúd”.(11)
Estas extraordinarias ideas tienen plena vigencia, fue capaz de alertar sobre los peligros que asechan a la salud humana ante las inadecuadas condiciones higiénicas y la mala manipulación de los alimentos y sobre la necesidad de su erradicación. Enfatizó en la educación de los pobres, que desconocen a sus enemigos portadores de enfermedades, así como en el mejoramiento de sus condiciones de vida por ser potencial de riesgo de las enfermedades. Su preocupación por los desvalidos fue inmensa.
Actualmente el profesional de la salud desarrolla la promoción y la educación para la salud, que implica acciones educativas persuasivas y motivacionales orientadas a fomentar y generar comportamientos saludables en los individuos, las familias y las comunidades que se revierten en adecuados modos, condiciones y estilos de vida higiénicos.
La grandeza del galeno Panchito Rodríguez radicó en que pudo haber sido uno de los hombres más ricos en Sagua la Grande; sin embargo, vivió con extrema modestia. No cobraba por las visitas, sus clientes le pagaban cuando podían o no pagaban. Su altruismo se elevó a la escala de que “con gesto de sacerdocio, al llegar al lecho de los pacientes pobres y advertir el cuadro de miserias que los rodeaba, el noble facultativo dejaba junto a la receta que extendía, el importe de la medicina que el enfermo necesitaba.”(12) No vacilaba en abandonar sus obligaciones profanas, religiosas o fraternales para atender a un enfermo que reclamara su presencia sin interés alguno. Cualquier sacrificio personal le resultaba grato si se trataba de un enfermo.
Y se hizo más grande su humanismo cuando, mientras velaba junto al lecho de muerte de su primogénito Juan, momento de hondo dolor para él, entró su amigo entrañable, el Señor Delfín Tomasino (su semblante revelaba una doble expresión de angustia y pena) y se le acercó para explicarle de nuevas complicaciones surgidas en el grave e implacable mal que aquejaba a la compañera de su vida, que se debatía en la muerte; Panchito lo oyó en silencio y le dijo: “Vamos, amigo mío, a donde ella reclama mi presencia. Ya mi hijo no me necesita”. Y su enorme silueta, tan noble como su alma, se perdió en la tristeza de aquella noche para ir a prolongar, con su ciencia, la vida de otro joven corazón que pronto dejaría de latir.(13)
Cuando se funda el Dispensario de niños pobres por parte del Bando de Piedad, Panchito fue nombrado Médico Director, y desempeñó con gran responsabilidad y éxitos esta ardua labor. Su amor por la humanidad lo hizo identificarse plenamente con el dolor de sus semejantes. En él se puede ver a un filántropo excepcional. El pueblo lo adoraba y llegó a convertirse en un personaje de leyenda. Por su intensa labor para con los pobres el pueblo lo llamó el ángel de los pobres, el médico de los pobres o el padre de los pobres.
Panchito Rodríguez fue, además, uno de los 19 hermanos masones que reorganizaron la Logia “Hijos de la fe masónica”, el 7 de marzo de 1903, en la que resultó electo Orador y ocupó, de 1903 a 1910, el cargo de Venerable Maestro. El lema “Amor Fraternal, Socorro y Verdad” de esa fe es otra muestra del humanismo de Panchito; con él da a conocer los fines que persigue la masonería: el perfeccionamiento de la humanidad, romper las cadenas que ligan sus brazos y disipar sus amores.
El 28 de junio de 1918, a la edad de 66 años, falleció el ilustre galeno, el ángel de los pobres. Murió pobre, sin patrimonio alguno, pero con el amor de su pueblo que lo venerará eternamente. Al referirse a Panchito Maximiliano Isoba Toledo escribió: “El hombre símbolo. Llevó siempre en su mente ensueños de libertad, en su pecho ansias de igualdad y en su corazón deseos vehementes de confraternidad. Fue por eso un masón perfecto.”(14)
Por iniciativa de la Logia “Hijos de la fe” se acordó erigirle una estatua tallada en mármol que fue inaugurada el 16 de mayo de 1926 en el Parque Independencia y que perpetúa la memoria del Médico de los Pobres. Hoy se yergue majestuosa, como desafiando el tiempo, y más que una estatua es un lugar de honor para el inolvidable Panchito Rodríguez, benefactor y patriota, orgullo de la Villa del Undoso.

CONCLUSIONES

El insigne médico Panchito Rodríguez fue un paradigma de humanismo, patriotismo y bondad. Fue enérgico en sus principios sociales y científicos, grande en la ciencia y en la virtud, señaló siempre con verdaderas lecciones de humanismo en su labor desarrollada el recto andar de la profesión médica. El extraordinario quehacer de Panchito como médico de los pobres se ha convertido en paradigma para los galenos sagüeros de todos los tiempos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Castro Ruz R. Discurso en Santiago de Cuba: No cederemos ante agresiones, chantajes y amenazas. Cubadebate [Internet]. 2014 [citado 30 Nov 2017]. Disponible en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2014/01/01/discurso-de-raul-en-santiago-no-cederemos-ante-agresiones-chantajes-ni-amenazas-fotos-y-video/
  2. Concepto de Revolución de Fidel Castro [Internet]. 2017 Nov [citado 30 Nov 2017]. Disponible en: https://micubaporsiempre.wordpress.com/2017/11/30/concepto-de-revolucion-de-fidel-castro-ruz/comment-page-1/
  3. Castro Ruz F. Carta enviada a los trabajadores de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado el 4 de mayo de 1984. En: Diccionario de pensamientos de Fidel Castro. La Habana: Editora Política; 2008. p. 165.
  4. Díaz Pendás H. Los jóvenes harán su propia historia [Internet]. 2010 [citado 30 Nov 2017]. Disponible en: http://www.cubainformacion.tv/index.php
  5. Guerra Sánchez R. La defensa nacional y la escuela. La Habana: Editorial Librería Cervantes; 1923.
  6. Martí Pérez J. Un libro del norte sobre las instituciones españolas en los Estados que fueron de México. México: El partido Liberal; 1891. p. 59.
  7. Castro Ruz, F. Discurso en la Clausura del encuentro 20 años después de la creación del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech el 30 de mayo de 1992. En: Diccionario de pensamientos de Fidel Castro. La Habana: Editora Política; 2008.
  8. Martí Pérez, J. Cartas de Martí. Montevideo: La Opinión Pública; 1889. p.302.
  9. Galbán Vázquez, I. Biografía de Francisco Rodríguez Hernández: Panchito, El Médico de los pobres. Sagua la Grande: Concurso Nacional Masónico, en la Gran Logia de Cuba: Hijos de la Fe Masónica; 2010.
  10. Paula Machado F. Dr Eduardo F Rodríguez. Revista El tiempo (Extraordinario); 1925. p. 31-36.
  11. Ramos, R. M. Anécdotas. Apuntes para la historia local. De Panchito Rodríguez Abnegación. Sagua la Grande: El Porvenir; 1950. p. 33.
  12. Fortes B. Panchito Rodríguez: el médico de los pobres [Internet]. 2010 [citado 30 Nov 2017]. Disponible en: http://amientender.blogia.com/2010/062805-panchito-rodriguez-el-medico-de-los-pobres.php

 

CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran no tener conflicto de intereses

 

Recibido: 13-4-2018
Aprobado: 25-1-2019

 

Aleida Margarita Cardellá Fuentes. Filial Universitaria de Ciencias Médicas “Lidia Doce Sánchez”. Carretera Circuito Norte a Quemado de Güines km 2 ½. Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba. Código Postal: 52310 Teléfono: (53)42663286
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