CULTURA Y MEDICINA
Roma: imperio, cultura y medicina
Lic. Claudia Fernández Ferriol1, Dra. Marta Rosa Ferriol Rodríguez2, Claudia Jorge Fleites1
1Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Villa Clara, Cuba
2Hospital Clínico Quirúrgico Universitario “Arnaldo Milián Castro”, Santa Clara, Villa Clara, Cuba
RESUMEN Roma, el gran imperio, tuvo sus conquistas, su expansión, sus majestuosas construcciones y sus emperadores y tuvo, además, su medicina. La medicina romana era esencialmente griega, pero los romanos hicieron tres contribuciones fundamentales: los hospitales militares, el saneamiento ambiental y la legislación de la práctica y de la enseñanza médica. Los romanos hicieron gran uso de la Medicina Tradicional y Natural. Se destacaron como médicos Galeno y Celso, que hicieron grandes aportes que se extienden hasta la actualidad. Palabras clave: Roma; imperio; medicina |
ABSTRACT Rome, the great empire, had its conquests, its expansion, its majestic constructions and its emperors and had, in addition, its medicine. Roman medicine was essentially Greek, but the Romans made three fundamental contributions: military hospitals, environmental sanitation and the legislation of medical practice and teaching. The Romans made great use of Traditional and Natural Medicine. They stood out as doctors Galeno and Celso, who made great contributions that extend to the present. Key words: Rome; empire; medicine |
Según la leyenda Roma fue fundada en el año 753 antes de Cristo (a. C.) y se llamó así por su primer monarca, Rómulo, al que le siguió una serie de reyes etruscos que mantuvieron la monarquía y su régimen explotador, lo que condujo al rechazo popular y a que fuera derrocada alrededor de los años 510-509 a. C., fecha en que se proclamó la República.
Roma, el gran imperio, tuvo sus conquistas, su expansión, sus majestuosas construcciones y sus emperadores y tuvo, además, su medicina, cimiente fecunda de los conocimientos y los preceptos actuales de la práctica médica.
Al principio no existía la profesión como tal y las enfermedades se curaban con plantas medicinales prescritas por el paterfamilias. También era usado el incubatio, el enfermo pasaba la noche en el templo del dios sanador, que en sueños le indicaba los pasos a seguir para sanar. En la colina del Quirinal había un templo a Dea Salus, la deidad que reinaba sobre todas las relacionadas con la enfermedad: Febris, la diosa de la fiebre; Uterina, que cuidaba de la ginecología; Lucina, encargada de los partos y Fessonia, señora de la debilidad y de la astenia, etc.1-3
En el año 293 a. C. una plaga terrible asoló Roma, alarmados por su gravedad y sin saber qué solución adoptar, los ancianos consultaron los libros sibilinos: la respuesta obtenida fue que buscaran la ayuda del dios griego Asclepios, en Epidauro. La leyenda dice que se envió un navío especial, que el dios aceptó la solicitud y viajó a Roma en forma de serpiente y la plaga terminó. Los romanos agradecidos le construyeron un templo al dios.1
La medicina romana era esencialmente griega, pero los romanos hicieron tres contribuciones fundamentales: 1- los hospitales militares, 2- el saneamiento ambiental y 3- la legislación de la práctica y de la enseñanza médica.
1) Los hospitales militares o valetudinaria se desarrollaron como respuesta a una necesidad impuesta por el crecimiento progresivo de la República y del Imperio. Al principio, cuando las batallas se libraban en las cercanías de Roma, los enfermos y heridos se transportaban a la ciudad y ahí eran atendidos en las casas de los patricios; cuando las acciones empezaron a ocurrir más lejos, sobre todo cuando la expansión territorial sacó a las legiones romanas de Italia, el problema de la atención a los heridos se resolvió cuando crearon un espacio especialmente dedicado a ellos dentro del campo militar. La arquitectura de los valetudinarias era siempre la misma: un corredor central e hileras a ambos lados de pequeñas salas, cada una con capacidad para cuatro o cinco personas. Estos hospitales fueron las primeras instituciones diseñadas para atender heridos y enfermos; los hospitales civiles se desarrollaron hasta el siglo IV después de Cristo (d. C.) y fueron producto de la piedad cristiana.
2) El saneamiento ambiental se desarrolló muy temprano en Roma, gracias a las obras de la cloaca máxima, un sistema de drenaje que se vaciaba en el río Tíber y que data del siglo VI a. C. En la Ley de las Doce Tablas (450 a. C.) se prohíben los entierros dentro de los límites de la ciudad y se recuerda a los ediles su responsabilidad en la limpieza de las calles y en la distribución del agua. El aporte de agua se hacía por medio de 14 grandes acueductos que proporcionaban más de 1 000 millones de litros de agua al día; la distribución a fuentes, cisternas y a casas particulares era excelente, pero en los barrios menos opulentos no tan buena. El agua se usaba para beber y para los baños, una institución pública muy popular y casi gratuita; también se colectaba el agua de la lluvia, que se usaba para preparar medicinas. En general, las condiciones de higiene ambiental en Roma eran tan buenas como podía esperarse de un pueblo que desconocía por completo la existencia de los microbios.
3) Durante la República la mayoría de los médicos eran esclavos o griegos, o sea, sujetos a una posición subordinada.1
Estaban organizados de una manera que puede considerarse precursora de las modernas especialidades: médicos generales (medici), cirujanos (medici vulnerum, chirurgi), oculistas (medici ab oculis), dentistas y especialistas en el oído. No existía una titulación oficial requerida para ejercer la medicina, pero en el Imperio (120 d. C.) Julio César concedió la ciudadanía a todos los que la ejercían en Roma y estableció un cupo máximo de médicos en cada ciudad.4
En las campañas de Julio César se aprecia una especial preocupación por el cuidado de los heridos y empiezan a aparecer las primeras menciones escritas de médicos militares. Con la reorganización del ejército Augusto, jefe militar, se preocupa del cuidado y el restablecimiento de los heridos y los soldados son tratados por un médico.2,4,5
El tratamiento más habitual era la utilización de apósitos para las heridas (algunas veces los empapaban en vinagre), torniquetes y la cauterización con hierro candente. Las heridas se cosían con hilo o con fíbulas y grapas y se cubrían con apósitos. También utilizaban bisturís y varios tipos de pinzas para introducir dentro de la herida o realizaban amputaciones. Como instrumental utilizaban sondas, espátulas, cucharas, pinzas y agujas curvas y rectas (figura 1).2,4,5
Figura 1. Como instrumental utilizaban sondas, espátulas, cucharas, pinzas y agujas curvas y rectas
Fuente: Álvarez CC, La medicina en la antigua Roma, 2011
Para los desdichados enfermos sometidos a operaciones quirúrgicas en esa época los únicos anestésicos eran el jugo de mandrágora y la atropina; sin embargo, la cirugía estaba mucho más adelantada que la terapéutica. En efecto, de las excavaciones de Pompeya se han extraído numerosos instrumentos quirúrgicos que revelan una técnica avanzada. Es lógico que un pueblo dedicado a las armas se interesase por la cirugía más que por los medicamentos.2,4
También utilizaban una serie de drogas y plantas como la centáurea para la cicatrización de las heridas, el beleño como hipnótico y sedante, el llantén para las hemorragias y la disentería y la aholva para enemas y cataplasmas, para la conjuntivitis la infusión de violetas con una pizca de mirra y azafrán, para la locura eléboro, para el dolor de muelas pulpa de calabaza con ajenjo y sal o jugo de tallo de mostaza, para las quemaduras e infecciones asfódelo, para dormir leche con adormidera, para la virilidad ajedrea, pimienta, pelitre y ortiga diluido en vino y para el estomago leche de cabra hervida con hojas de higuera y un chorrito de vino; pero la reina de las pócimas, para cualquier tipo de mal, era el laserpicium, importado por el Estado. También se utilizaban alimentos como tratamiento: los higos para expulsar la pus y la sangre coagulada de los abscesos y heridas y el vino contra la diarrea.2
Se estableció un servicio médico público, la ciudad contrataba a los médicos y les proporcionaba local e instrumentos para que atendieran, en forma gratuita, a cualquier persona que solicitara su ayuda. Los salarios de estos profesionales los fijaban los consejeros municipales. También se creó el servicio médico de la casa imperial, el medicus palatinus, y muchos patricios tenían a su servicio a médicos para que atendieran a sus familias. Con el tiempo también se legisló que la elección de un médico al servicio público debería ser aprobada por otros siete miembros de ese servicio.1,2,6,7
Entre los médicos griegos y romanos que ejercían en el Imperio se distinguían cuatro escuelas:
- Los dogmáticos reconocían como su fundador a Herófilo, aprobaban el estudio de la anatomía por medio de las disecciones y consideraban que las teorías sobre las causas de la enfermedad eran la esencia de la medicina: el desequilibrio de los elementos, los humores del pneuma, la migración de la sangre a los vasos que llevan el pneuma y el bloqueo de los canales del cuerpo por “átomos”.
- Los empíricos nombraban a Erasístrato como su antecesor y se oponían a las disecciones porque rechazaban la importancia de la anatomía en la medicina. Su postura era que no debían buscarse las causas de las enfermedades porque las inmediatas eran obvias y las oscuras eran imposibles de establecer y, por lo tanto, la comprensión de cosas como el pulso, la digestión o la respiración era inútil. Lo más importante en medicina era la experiencia personal del médico con su paciente y lo que debía hacer era recoger los síntomas y tratarlos uno a uno usando los remedios que se habían demostrado efectivos en el pasado.
- Los metodistas también rechazaban todas las hipótesis y las teorías sobre las causas de la enfermedad, pero en cambio sostenían que solo había unas cuantas circunstancias que eran comunes a muchas enfermedades que debían ser manejadas, principalmente, por medio de dietas.
- Los neumatistas eran inicialmente dogmáticos, pero se separaron de esa secta porque consideraron que la sustancia fundamental de la vida era el pneuma y que la causa única de las enfermedades eran sus trastornos en el organismo, desencadenados por un desequilibrio de los humores.1,2,6
En el imperio se destacaron como médicos Galeno (figura 2) y Celso (figura 3).
Figura 2. Claudio Galeno | Figura 3. Aulo Cornelio Celso |
Fuente: Litografías de Pierre Roche Vigneron, Wellcomecollection.org, imágenes número V0002113 y V0001047 |
¿Por qué galenos?
Claudio Galeno (130-200 d. C.) nació en Pérgamo, tres años después de que esa hermosa ciudad griega hubiera sido conquistada por los romanos. A los 16 años de edad ingresó como aprendiz de Sátiro, un médico local. Cinco años después murió Nicón, que le dejó a Galeno recursos suficientes para que nunca tuviera preocupaciones económicas. A los 21 años de edad viajó para estudiar Medicina, primero a Esmirna, después a Corinto y finalmente a Alejandría, donde permaneció más tiempo para estudiar Anatomía, en la que llegó a ser un experto a pesar de que no realizó disecciones en humanos. Al cabo de casi 12 años de ausencia regresó a Pérgamo y fue nombrado cirujano de los gladiadores, puesto que desempeñó con gran éxito; posteriormente viajó a Roma, donde permaneció el resto de su vida. Allí tuvo un gran éxito, al principio como anatomista y experimentador y, posteriormente, como médico y polemista.1,2,8
Sus escritos son los más voluminosos de toda la antigüedad. Ocupan 22 gruesos volúmenes en la única edición que existe, con 2,5 millones de palabras, pero solo reúnen dos terceras partes de la obra, pues el resto se ha perdido. En su obra existen nueve libros de Anatomía, 17 de Fisiología, seis de Patología, 14 de Terapéutica, 30 de Farmacia, 16 sobre el pulso, etc. Galeno abarca absolutamente toda la Medicina. Sus textos representan una síntesis del conocimiento médico antiguo y algo más, contienen varios esquemas generales que posteriormente fueron copiados, interpretados, comentados y elaborados por un ejército de traductores y comentaristas a lo largo de toda la Edad Media y hasta el Renacimiento.1,2
La obra de Galeno constituye la cumbre de la medicina antigua y el legado más importante; al aceptar la unidad sistemática, estudia el concepto, la estructura del enfermo, la etiología, los síntomas, clasifica y ordena las enfermedades, que para él tienen tres causas: externas, internas y conjuntas.1,2,8
En la terapia galénica hay lugar para la higiene, la gimnasia, los ejercicios respiratorios y la dieta.8
Los escritos de Galeno sobre Medicina, Filosofía y Ética reflejan su creencia en Dios. Declaró que el cuerpo es un instrumento del alma, el fundamental principio de la vida y, en su psicología, el pneuma (aire-aliento) y el alma, fueron muy importantes. Galeno y sus escritos influyeron por más de mil años pese a los muchos errores que fueron aclarados y corregidos; a pesar de lo complicadas, sus obras enciclopédicas fueron la fuente principal del saber médico hasta la actualidad. Su obra fue prácticamente indiscutida durante más de un milenio y es el símbolo de la Medicina de todos los tiempos.8
Por las enseñanzas que legó desde los puntos de vista médico (veía al ser humano enfermo integralmente: cuerpo y mente) y terapéutico (combinaba medicamentos y terapias naturales), así como por su comportamiento para con el enfermo, es un orgullo para los médicos que los llamen “galenos”.
Aulo Cornelio Celso (25 a.C.-50 d.C.) La Medicina contiene suficiente anatomía para convencernos de que Celso estaba al día en esta materia, pero no demasiada porque el libro estaba dirigido al médico práctico. Entre las causas de las enfermedades menciona las estaciones, el clima, la edad del paciente y su constitución física. Los síntomas discutidos, como fiebre, sudoración, salivación, fatiga, hemorragia, aumento o pérdida de peso, dolor de cabeza, orina espesa y muchos otros, se analizan conforme a la tradición hipocrática; su descripción de los distintos tipos de paludismo es magistral. En otras páginas se encuentran el lethargus, enfermedad caracterizada por un sueño invencible que progresa rápidamente hacia la muerte, la tabes, que seguramente incluye a la tuberculosis y a otras formas de caquexia, las jaquecas de distintos tipos, el asma, la disnea, la neumonía, las enfermedades renales, las gástricas y las hepáticas, las diarreas, etc. Las medidas dietéticas e higiénicas que recomienda Celso para estos padecimientos son hipocráticas: ejercicio moderado, viajes frecuentes, estancias en el campo y abstención de ejercicios violentos, de relaciones sexuales y de bebidas embriagantes. Deben evitarse los cambios bruscos de dieta o de clima y preferirse las medidas para bajar de peso (una comida al día, purgas frecuentes, baños en agua salada, menos horas de sueño, gimnasia y masajes); las recomendaciones dietéticas ocupan la mitad del segundo libro y la hidroterapia se discute extensamente. Celso divide las drogas conocidas según sus efectos en purgantes, diaforéticas, diuréticas, eméticas, narcóticas, etc.; la acción anestésica del opio y la mandrágora (que contienen escopolamina y hioscianina) ya era bien conocida. La mejor parte del libro de Celso es la quirúrgica, que ocupa los libros VII y VIII, en ella dice: “La tercera parte del arte de la Medicina es la que cura con las manos [...] no omite medicamentos y dietas reguladas, pero hace la mayor parte con las manos [...] El cirujano debe ser joven o más o menos, con una mano fuerte y firme que no tiemble, listo para usar la izquierda igual que la derecha, con visión aguda y clara y con espíritu impávido. Lleno de piedad y de deseos de curar a su paciente, pero sin conmoverse por sus quejas o sus exigencias de que vaya más aprisa o corte menos de lo necesario; debe hacer todo como si los gritos de dolor no le importaran”.1,2,6
Celso discute el manejo de las heridas y señala que las dos complicaciones más importantes son la hemorragia y la inflamación, lo que era realmente infección. Para la hemorragia recomienda compresas secas de lino, que deben cambiarse varias veces si es necesario, y si la hemorragia no cesa, entonces mojarlas en vinagre antes de aplicarlas.1,2,6
Los romanos no solo crearon un gran imperio militar, también hicieron grandiosas contribuciones al desarrollo cultural y dejaron a la posteridad el primer gran texto médico “De Remedica”. Los enciclopedistas seleccionaron, compilaron, tradujeron e interpretaron todos los conocimientos médicos del mundo conocido y conquistado por los romanos. Es la obra fundamental de Plinio y Celso, a quienes se debe la más monumental enciclopedia de la medicina clásica latina. En esta época se consolidan la escuela Metódica de Demócrito, la Racionalista y la de los Empíricos. Aulo Cornelio Celso escribió todo lo que se sabía de las artes, su “De Artibus”, obra enciclopédica, fue un gran tratado de Agricultura, Retórica, Filosofía, Jurisprudencia, Estrategia militar y Medicina. Se le llamó “El Cicerón de la Medicina” porque escribió la Historia de la Medicina desde los recuerdos más elementales de los pueblos primitivos a la medicina Hipocrática y Alejandrina; decía “que el arte de curar debe descansar sobre bases científicas, apoyarse en causas manifiestas y rechazar las causas ocultas”.8
Como en otras culturas, la medicina sobrenatural romana conservó su vigencia y su popularidad hasta mucho después de la caída del Imperio romano; su naturaleza esencialmente religiosa le permitió integrarse con las teorías médicas que surgieron en el Imperio bizantino y que prevalecieron durante toda la Edad Media.1
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- La medicina en el imperio romano (siglos III a.C. a VI d.C.). En: Ruiz Pérez T. De la magia primitiva a la medicina moderna [Internet]. México: Fondo de Cultura Económica; 1997 [citado 7 Sep 2017]. Disponible en: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/154/html/sec_10.html
- La medicina en época romana [Internet]. [citado 10 Sep 2017]. Disponible en: http://www.tarraconensis.com/medicos.html
- Kovaliov SI. Historia de Roma [Internet]. Madrid: Akal; 2007 [citado 10 Sep 2017]. Disponible en: http://www.akal.mx/libros/Historia-de-Roma/9788446028222
- Álvarez CC. La medicina en la antigua Roma [Internet]. 2011 [citado 10 Sep 2017]. Disponible en: https://www.futuropasado.com/?p=2812
- Bertran V. La medicina en la antigua Roma [Internet]. 2014 Sep [citado 7 Sep 2017]. Disponible en: http://www.limes.cat/a-fondo-imperio-romano/la-medicina-en-la-antigua-roma/
- Medicina en el imperio romano. Médicos en la Roma Antigua [Internet]. 2014 [citado 10 Sep 2017]. Disponible en: https://historiaybiografias.com/medicina02/
- Fernández Bulté F. Manual de Derecho romano. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; 1998.
- Cárdenas Arévalo J. Medicina romana-La maravillosa historia de la medicina [Internet]. 2001 Jul [citado 7 Sep 2017]. Disponible en: http://www.cardenashistoriamedicina.net/capitulos/es-cap5.htm
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses
Recibido: 27-1-2018
Aprobado: 10-3-2018
Marta Rosa Ferriol Rodríguez. Hospital Clínico Quirúrgico Universitario “Arnaldo Milián Castro”. Avenida Arnaldo Milián Castro No. 5 e/ Avenida 26 de julio (Doble Vía) y Circunvalación. Santa Clara, Villa Clara, Cuba. Código Postal: 50200 Teléfono: (53)42270000 marthafr@infomed.sld.cu
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